En su origen esta distinción
pretendió servir para distinguir las drogas altamente adictivas que comportan
serios daños a la salud (duras), de las poco adictivas, que no presentan un
riesgo grave para quien las consume (blandas).
Drogas duras: la cocaína,
los opioides (morfina, heroína,
etc.), el alcohol,
o las anfetaminas son comúnmente descritas como drogas
duras.
Drogas blandas: el término es aplicado generalmente a
los derivados del cannabis(marihuana, hachís, etc.),
a la cafeína,
etc. Por lo general el término se aplica a sustancias cuyo consumo no conlleva
patrones de comportamiento social desadaptativos.
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