El consumo de este excitante está ampliamente extendido y
distribuido por todas las clases sociales. A diferencia de lo que sucede con la
cocaína que la consumen preferentemente los sectores medios y altos, las
anfetaminas son consumidas tanto por ejecutivos que pretenden sobreexcitación
como por amas de casa que buscan un anoréxico para sus dietas o por estudiantes
que preparan exámenes. Al incidir en el sistema ortosimpático causan
hipertensión, taquicardia, hiperglucemia, midriasis, vasodilatación periférica,
hiperpnea, hiporexia, etc. El estado de ánimo del adicto oscila entre la
distrofia y la hipomanía, presentándose ansiedad, insomnio, cefalea, temblores
y vértigo. Pueden aparecer cuadros depresivos y síndromes paranoides
anfetamínicos.
A dosis normales, sus efectos varían de acuerdo al individuo y las
condiciones de ingesta. Pueden producir efectos placenteros, hiperactividad y
sensación desbordante de energía, pero también causan temblor, ansiedad
irritabilidad, ira inmotivada y repentina, trastornos amnésicos e incoherencia.
En la última fase se describen depresión, cuadros paranoides y delirios
paranoides, alucinaciones y trastornos de conducta. El consumo de anfetaminas
puede conducir a actuaciones agresivas, al igual que los barbitúricos y el
alcohol, por su gran efecto euforizante, unido a un descontrol en los instintos
inhibitorios.
Tales situaciones se producen cuando las dosis suministradas,
generalmente por vía endovenosa, superan los 2 gr. Está demostrado un mayor
potencial en las anfetaminas que en la cocaína, tanto en su punto más álgido
como en la duración de los efectos. Reacciones muy graves se producen al
consumirlas con barbitúricos en el conocido fenómeno
de la pluritoxicomanía. Tomadas en dosis importantes son causantes de
confusión, tensión, ansiedad aguda y miedo. También pueden precipitar psicosis
paranoide en sujetos no psicóticos. La psicosis anfetamínica desarrollada por
el sujeto se asemeja a la psicosis paranoica y a la esquizofrenia paranoica.
tipo de droga: estimulante.
forma de consumo: oral, inyectado, jalado y fumado.
efectos: adicción, irritabilidad, ansiedad, presion alta, paranoia, psicosis, depresion, agresion, convulsiones, pupilas dilatadas, mareos, falta de sueño, falta de apetito, malnutricion, altos riesgos al VIH, epatitis y ptra enfermedades contagiosas si es inyectado.
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